A conversar (Alsan)

Había oscurecido, al menos en la tierra porque en Limbhad la noche era permanente, Jack seguía teniendo las horas de sueño atrofiadas. Era sábado y me había pasado todo el día practicando magia con Shail, pero mi poder seguía sin desarrollarse, mis poderes curativos no iban a más y yo cada vez me sentía más frustrada. Lo peor es que, a pesar de que Shail decía que tuviese paciencia, que podría hacerlo tarde o temprano, yo sabía que él empezaba a pensar que mi poder no se desarrollaría.

Necesitaba descansar tanto física como mentalmente y el mejor lugar era mi árbol favorito del jardín de aquel diminuto mundo, allí podría cargar fuerzas y tranqulizarme. Tenía un libro de matemáticas en las manos y estaba haciendo unos ejercicios que se acabaron demasiado pronto, dejándome con ganas de seguir practicando con mi magia. Y eso hice, intenté hacer algo más que una curación.

— Victoria, hazme una tortilla... No, es broma, no me mires así —me senté a pocos metros de ella—. Dime, ¿qué piensas de Jack? Hemos estado entrenando y aunque el chico tiene agallas... no soy capaz de imaginármelo entre mis hombres de Vanissar.

Miré las ramas de los árboles. Hasta un momento antes, parecían estar más llenas de vida. Siempre que Victoria acude a este remanso de paz, los árboles la acompañan.

—Por cierto, tengo algo que enseñarte. Algo muy importante. Ahora vuelvo.
Di media vuelta y me dirigí a la biblioteca. Un momento después, traje el objeto de mis desvelos.
— ¿Has leído este libro? ¡Dice Alma que se llama La Historia Interminable! Pero, ¿cómo va a ser interminable un libro? ¡Esto es de locos!

Miré a Alsan con cara de malas pulgas ¿Qué demonios...? Estaba bromeando ¡Alsan estaba bromeando! Increíble pero cierto... Se sentó a mi lado y me hizo una pregunta sobre Jack. Yo me quedé pensativa, Jack... Jack era un buen amigo pero demasiado impulsivo y orgulloso, moriría enseguida en una pelea contra Kirtash... Sólo recordar su nombre me daba escalofríos.

Le iba a responder cuando me dijo que me iba a enseñar algo y se fue corriendo hacia el interior de la casa. No tardó mucho en volver con un libro en las manos. La Historia Interminable... Intenté no reírme y sólo logré soltar una pequeña risa tapándome la boca con una mano. Me levanté del suelo para ponerme más o menos a la altura de Alsan.

- Tiene gracia que digas que es de locos cuando vienes de Idhún, Alsan, pero se llama así porque se burlan del protagonista y éste desea un libro interminable para leer y leer y así no recordar su vida real.

— Ese Bastian es un cobarde. En vez de refugiarse en cuentos, debiera pelear y hacerse valer. Seguro que esos que lo importunan son unos perros que saldrían corriendo ante un buen hachazo —y con una rama pequeña que había caído cerca, hice el amago de un hacha cayendo sobre sus cuellos—. Al lado del niño ese del libro, Jack es poderoso como un dragón. A ver si se adapta a nuestros ciclos de sueño y podemos entrenar los dos con todos nuestros sentidos abiertos.

Me rasqué la cabeza haciendo un mohín, algo cohibida. Alsan era demasiado rígido en cuanto a valor y coraje.

- Alsan, -dije mirándolo con gesto serio en mi rostro.- no por tener miedo se es un cobarde. Es difícil vencer a tus temores... -no pude evitar sentir un escalofrío y aparté la mirada. Era como si lo estuviese viviendo en aquel mismo momento otra vez. Aquellos ojos azules que querían atraparme en el metro... Mi corazón latir a mil, mi mirada asustada y mi regocijo interior al deshacerme de él...

Sacudí la cabeza, no quería pensar en eso, no quería pensar en Kirtash, no quería pensar en que algún día volvería a encontrarme con él e intentaría matarme de nuevo, tenía miedo. Volví a mirar a Alsan.

- Y el poder no importa si te dejas llevar por el ansia de venganza. Eso es lo primero que tiene que aprender Jack.-finalicé como si le estuviese echando una bronca.

— Tienes razón, Victoria. A veces miro a Jack y es como si me estuviera viendo a mí mismo hace muchos años... Realmente me gustaría poder tratarlo de una forma más tolerante. Pero no es posible. En nuestra situación no es posible. Si cediera un solo instante, podrían capturarle, o algo peor.

Me levanté y posé una mano sobre su brazo.

- Tranquilo, Alsan, mientras no salga de aquí no ocurrirá nada. Alma no permitirá que Kirtash entre aquí.-después dejé caer mi brazo hacia un lado y desvié la mirada, mordiéndome el labio inferior.- El problema es el poco tiempo que tenemos... Aunque mientras no podamos cruzar la puerta de Idhún...

Me sentí más inútil que nunca, tal vez... Si mi magia no fuese tan mínima podríamos abrir Shail y yo la puerta que conducía a Idhún, pero era tan débil que no podría ayudar a La Resistencia de ninguna manera, ni siquiera cuando fuéramos a Idhún.

- Alsan ¿Cuándo iremos a buscar el báculo de Ayshel?