Mentiras y Feéricas (Gerde y Kirtash)

El báculo de Ayshel... Después de mucho tiempo me sentía especial, el báculo de Ayshel me había dejado tocarlo, cogerlo, había venido hasta mí cuando lo necesité, como si yo lo hubiese llamado. Lo único peliagudo de ese asunto era que Kirtash quería ese báculo y a su portador, en este caso, portadora. La Resistencia estaba como loca: Jack cada vez estaba más sediento de venganza, temía por su seguridad; Shail estaba eufórico, sentía que cada vez se acercaba más al unicornio y yo no podía evitar ponerme celosa por ello...; Alsan estaba nervioso pero más serio que nunca, planeando todo de forma muy firme, tanto que no permitiría un error probablemente.

Ya no me dejaban vivir con mi abuela, era peligroso, pero el problema era la excusa que podría darle. Allegra D’Ascolli era una mujer muy recta y, a pesar de que nunca le había dado motivos para reñirme, no podía decepcionarla ahora. La verdad es que no había pensado en lo truncada que se volvería mi vida después de encontrar el báculo de la dama de Awa. ¿Cómo iba a seguir asistiendo a clase ahora? No podía desaparecer de la vida de mi abuela, ella era mi abuela y, después de todo lo que había hecho por mí, no podía dejarla de esa manera, ni de ninguna otra posible.

De momento... Podría pedirle quedarme en casa de una amiga, aunque yo no tenía amigas y Allegra lo sabía. Quizá podría colar la mentira y eso decidí. Tenía el báculo preparado fuera de casa, en un lugar escondido por si acaso, aunque nadie podría tocarlo pero tampoco quería que mi abuela lo viese. También había muchas cosas junto al báculo que me harían falta en Limbhad, yo llevaba un bolso de viaje no muy grande colgado al hombro cuando fui a hablar con Allegra.

- Abuela... ¿Podría ir a dormir unas noches en casa de una amiga?-pregunté con un poco de duda. Ella me miró con su típico gesto serio y me puso una mano sobre el hombro.

- Victoria, siéntate, querida. Tenemos que hablar de algo importante.

- ¿Tiene que ser ahora...?-pregunté, cuanto más tiempo estuviese en la Tierra más peligro correríamos mi abuela y yo. Ella me miró como si pareciese enfadada y asintió con la cabeza. Yo suspiré y me senté en el sofá.

- Hay muchas cosas que he de decirte, muchas cosas que sé. Por ejemplo, sé que no vas a casa de ninguna amiga, sé a dónde vas exactamente.

- Abuela, yo...

- Sé que Kirtash te está buscando.

- Abuela ¿Qué...?-inquirí, confusa. Ella se sentó a mi lado y me miró con gesto de preocupación. Cerró un momento los ojos y suspiró antes de volverlos a abrir para mirarme de nuevo.

- Victoria, soy un hada, y vengo de Idhún.-dijo. Hizo una pausa, seguramente para que yo lo asimilara. Estaba perpleja ¿Ella había sabido todo el tiempo que...? ¿Y por qué no me lo había dicho? ¿Por qué lo decía ahora?

- Entonces sabes...-no terminé de hablar porque ella se levantó súbitamente y miró hacia la puerta de la casa con gesto serio.- ¿Qué ocurre...?

Me mandó a callar con la mano y se acercó a la puerta.

- Victoria, ve a buscar el báculo.-ordenó. Como siempre, no hice preguntas y obedecí inmediatamente. Corrí hacia el jardín de atrás y cogí el báculo rápidamente, colgando el estuche a mi espalda y luego volví al interior de la casa.

- Abuela ¿Qué pasa?-pregunté con preocupación.

- Tenemos problemas, querida.-y un instante después de que dijera eso, toda la casa tembló al tiempo que se escuchaba un enorme estruendo. Solté un grito del susto y me puse en posición de defensa, aún no sabía bien cómo se usaba aquel artefacto.

Hubo una tremenda explosión que hizo desaparecer prácticamente la pared de la fachada de la casa y destruyó los muebles que cogió a su paso, a parte de lanzarnos a mi abuela y a mí hacia atrás. Me golpeé la espalda contra la pared de la cocina y caí al suelo bastante aturdida. Sí que me había mandado hacia atrás la explosión. ¿Y Allegra? ¿Estaría bien? Me levanté rápidamente como pude, entre el golpe por el impulso y que me había casi clavado el estuche del báculo en la espalda, en aquel momento no había podido evitar soltar un grito de dolor, ahora estaba concentrada en comprobar que mi abuela estaba bien.

Corrí de vuelta al salón o, mejor dicho, lo que quedaba de él. Allegra estaba en pie... Pero estaba extraña, su piel se volvía de color verde, sus pupilas ocupaban sus ojos por completo, su cabello ya no era canoso. ¿Qué...? Tal era la distracción que no me había dado cuenta de lo que había allí, donde antes había estado la pared de la fachada de la casa. Una mujer y unos hombres con aspecto reptil... ¿Sizsh? No me lo pensé dos veces y me coloqué, con el báculo en mis manos, preparada para cualquier cosa que pudiera pasar.

- Gerde.-pronunció mi abuela.- No vas a conseguir lo que te propones.

Todavía estaba asombrada por la revelación de mi abuela, no podía creer que ella fuese una feérica y también me tenía estupefacta su aspecto real. Era bellísima. Pero ahora no era momento para distraerse, allí había otra feérica claramente enemiga, y estaba acompañada por un ejército szish. Mi abuela sabía qué pretendía, pero yo no tenía ni idea. Gerde -la feérica- parecía estar pasándolo en grande, pero el gesto de Allegra D'Ascolli era inescrutable.

- Sabes que siempre he sido más poderosa que tú, muchacha.-pronunció mi abuela. Vi lo que ocurrió a continuación. Gerde lanzó a mi abuela un hechizo que parecía muy destructivo y dañino. Alcé el báculo poniéndome delante de ella y éste absorvió la oscuridad. Tuve que apoyarme en el objeto mágico, aquello me había agotado.- Victoria, vete de aquí, ve a Limbhad.

- Pero no puedo concentrarme...

- Pues corre, vete lejos de aquí.

- No voy a dejarte sola, abuela.-le dije con gesto serio.

- No te preocupes.-sonrió. Hice un mohín y me di la vuelta para correr y salir al jardín trasero.

Nada mas ocuparme de lo que debia hacer en la costa fui a ver a mi señor Ashran, me dijo que habia ido Gerde adelantandose a mi a pillar por sorpresa a la portadora del baculo y que asi veriamos lo fuerte que ella es. A mi no me parecio nada bien, por su culpa podiamos fastidiar toda la mision y que Victoria escapara de nuevo a Linbad, pero respete la decision de el, despues de todo es mi superior. Me teletransporte detras de Gerde. Le mire dandole a entender que debia seguir enfrentandose a Allegra y que yo iria a por Victoria. Fui corriendo tras ella, la vi corriendo asustada, no tarde mucho en alcanzarla me puse delante suyo ella retrocedio, lei su mente y... me fascino. No sentia indiferencia por ella, si no... admiracion tal vez? ella me ataco y yo me limite a esquivarla y asi seguimos un rato.